Crítica: Monkey Man de Dev Patel
- Mauricio Guerrero Martínez
- 3 mar
- 3 Min. de lectura

El despertar espiritual de Dev Patel
Luego de haber sido conocido por la generación millenial en la serie Skins (2007, 2013) y posteriormente por el mainstream en ¿Quién quiere ser millonario? (Boyle, 2008) o La vida de Pi (Lee, 2012), Dev Patel, actor británico de ascendencia hindú, había pasado desapercibido en sus protagónicos hasta el realce que tuvo su carrera con la llegada de La leyenda el caballero verde (Lowery, 201), película que le volvió a abrir las puertas al público de nicho para ahora debutar en la dirección con Monkey Man: El despertar de la bestia (Patel, 2024), un thriller de venganza que paulatinamente va profundizando en los motivos que impulsan la filmografía de Patel: un reencuentro con sus raíces.
Inspirado en la historia de Hanuman, un dios mono que liberó a su pueblo de Ravana a través de un enfrentamiento atroz y sanguinario, Patel encarna a un luchador callejero que se hace llamar Bobby, quien se encuentra en la búsqueda del momento indicado para cobrar venganza del hombre que mató a su madre mientras la policía despojaba a su pueblo de sus tierras.

A lo largo de la cinta, se inscriben buena medida de los códigos que descifran al cine asiático del que el cineasta bebe sin reparo: desde las secuencias niveladas de Bruce Lee en el El juego de la muerte (Lee & Clouse, 1978) o la sangrienta La juventud de la bestia (1963) de Seijun Suzuki, hasta el estilo contemporáneo de cineastas como La noche nos persigue (2018) de Timo Tjahjanto, Dev Patel hace uso de coreografías filmadas y montadas con precisión milimétrica, que por momentos confunde la vorágine con ritmo para crear un impacto.
Sin embargo, a medida que el personaje de Bobby se enmarca en su cruzada sangrienta encuentra mejores motivos para, ahora sí, encontrar un propósito: el de luchar todas por las minorías. Luego de infiltrarse en un club nocturno que trafica con mujeres a disposición de los altos mando de la política de la India —radicalizada por un empresario disfrazo de gurú—, Bobby tiene un primer intento, sin éxito, de saldar cuentas, lo que lo llevará a encontrarse con sus verdaderos guías: un grupo de Hijras (personas reconocidas como un tercer sexo, ni masculino ni femenino, dentro del folklore hindú) que, además de sanarlo físicamente, le mostrarán el verdadero camino de su despertar espiritual.
Tras entender la delgada línea entre venganza y justicia, Bobby planea un segundo asalto que, ahora sí, moverá las conciencias de la clase obrera o de las disidencias sexo-genéricas, retratadas en un estilo urbano que simula al azote visto en la trilogía de la venganza de Chan-Wook Park y una serie de asaltos revestidos de neón que se acercan más al Solo dios perdona (2013) de Nicolas Winding Refn que al de otras franquicias occidentales.

«Patel busca en un mar de mitos, leyendas, movimientos políticos y esitlos cinematográficos procedentes de asia y medio oriente, la voz propia que lo busca colocar no solo como un héroe de acción y un protagonista digno del cine popular».
A pesar de ser un pastiche de referencias y estilo cortados con molde, parece ser justo esa la intención del también protagonista, la de buscar en el cine coreano, el cine neo noir y el clásico bollywood una voz propia que apunta con el dedo al gobierno represivo de Narendra Modi, primer ministro de la India, regresando a los aspectos más olvidados de la mitología clásica de su tierra en el momento en el que introduce la historia de Ardhanarishvara, una dediad compuesta por el dios Shiva y la diosa Parvati.
Patel busca en un mar de mitos, leyendas, movimientos políticos y esitlos cinematográficos procedentes de asia y medio oriente, la voz propia que lo busca colocar no solo como un héroe de acción y un protagonista digno del cine popular —aunque la cinta tenga en su trasfondo un corte de serie b—, sino como un vocero de otras latitudes en alianza con figuras alineadas a esa vocación como la de su productor Jordan Peele.
Monkey Man: El despertar de la bestia es precisamente un despertar para un cineasta joven, que narra la historia de un despertar para un justiciero incanzable y a su vez puede ser un despertar para el público que tome esta cinta como puente para otras narrativas que se alejen de lo que la maquinaria nos tiene acostumbrados, a pesar de estar, en esencia, sostenida por esta misma.
Publicado originalmente en Fotogenia en mayo de 2024.
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